Sin corazón ni órganos logra sobrevivir hasta la regeneración de su cuerpo casi un mes después. La presente es una traducción literal de la nota publicada por la revista Science el pasado 8 de marzo por David Shultz y cuyo enlace a la nota original en ingles les comparto al final.
Esta babosa marina se cortó la cabeza y vivió para contarlo
Por David Shultz8 de marzo de 2021, 11:10
Fue "como una película de terror". Así es como la ecóloga Sayaka Mitoh describe la escena en su laboratorio de la Universidad Femenina de Nara, en Japón, un día en el que estudiaba las babosas de mar. Uno de estos viscosos bichos acuáticos había perdido su cuerpo y su cabeza se arrastraba por el fondo de un tanque. "Pensamos que moriría pronto sin corazón ni otros órganos importantes", dice.
Pero no fue así. En pocos días, la babosa empezó a regenerar todo su cuerpo. A finales de mes, había vuelto a la normalidad.
Esta notable recuperación, que se publica hoy en Current Biology, se ha observado en formas de vida más simples, como las hidras y los platelmintos, pero es prácticamente inédita en animales complejos como las babosas de mar. "Esto subraya el hecho de que, todavía en el siglo XXI, no sabemos realmente lo que es posible en biología", dice Alejandro Sánchez Alvarado, biólogo molecular del Instituto Stowers de Investigación Médica.
Tras su observación inicial, Mitoh y sus colegas examinaron con más detenimiento dos especies de babosas marinas: Elysia marginata, cultivada en el laboratorio -y la primera que el equipo observó que se deshacía de su cuerpo- y E. atroviridis, recogida en la naturaleza. En el transcurso del estudio, cinco de las 15 E. marginata se decapitaron a sí mismas, un comportamiento conocido como autotomía. La herida del cuello solía cerrarse en un día, y las cabezas, sobre todo en los ejemplares más jóvenes, empezaban a alimentarse de algas en cuestión de horas (como se ve en el vídeo de arriba). Veinte días después, un cuerpo completamente nuevo había vuelto a crecer, informa el equipo. (A los cuerpos desechados nunca les volvieron a salir cabezas).
En el caso de E. atroviridis, tres de los 82 se autotomizaron y a dos de los tres les crecieron nuevos cuerpos. Todos estos animales estaban infectados por pequeños crustáceos conocidos como copépodos. En otro grupo de 64 E. atroviridis sin parásitos, ninguno se autodecapitó, lo que lleva a los investigadores a plantear la hipótesis de que los animales se desprenden de sus cuerpos como medio para deshacerse de los parásitos.
Otra posibilidad es que las babosas se autotomizaran para escapar de los depredadores. Pero cuando los investigadores intentaron imitar el ataque de un enemigo pellizcando y cortando a las criaturas, ninguna se desprendió de su cuerpo. Y el proceso en sí tarda varias horas, lo que, según los científicos, lo haría ineficaz como medio de escape.
Cómo sobreviven las babosas sin corazón ni otros órganos vitales durante casi un mes sigue siendo un misterio. Mitoh y sus colegas sospechan que puede estar relacionado con su capacidad para sobrevivir utilizando las algas fotosintéticas de su dieta mientras no hay otras fuentes de energía disponibles.
El hallazgo es "otro ejemplo de cómo la biología puede aportar soluciones inteligentes a los retos que amenazan la supervivencia", afirma James Godwin, que estudia la regeneración animal en el Laboratorio Jackson. Aunque advierte que una regeneración de esta magnitud quizá nunca sea posible en los vertebrados, como los humanos, Godwin afirma que las babosas podrían constituir un valioso campo de pruebas para entender la genética que hay detrás de la reconstrucción de segmentos corporales completos.
Nota original:
This sea slug cut off its own head—and lived to tell the tale